Síndrome de rumiación

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¿Qué es el síndrome de rumiación?

El síndrome de rumiación se produce cuando su hijo regurgita automáticamente alimentos y/o líquidos, con frecuencia, muy poco tiempo después de comerlos o beberlos (normalmente entre 30–60 minutos). Los alimentos y/o líquidos regurgitados se vuelven a deglutir o se escupen. El síndrome de rumiación puede aparecer de forma diferente en cada niño.

¿Qué tan común es el trastorno de rumiación?

Las investigaciones muestran que entre el 2%–3% de las personas padecen síndrome de rumiación. Sin embargo, es probable que sea más común ya que la mayoría de las veces no se reconoce ni se diagnostica. El síndrome de rumiación es más frecuente en algunos grupos de personas como quienes tienen discapacidades intelectuales y del desarrollo o trastornos de la alimentación. La rumiación también se observa con frecuencia en las clínicas de gastroenterología pediátrica, donde puede ser difícil distinguirla del reflujo gástrico y los vómitos. Algunas pistas para saber si se trata del síndrome de rumiación, es observar cuándo sucede, el volumen, el sabor y la fuerza de la regurgitación.

¿Cómo se diagnostica el síndrome de rumiación?

El síndrome de rumiación se diagnostica utilizando una lista de síntomas denominada criterios diagnósticos de Roma. Para ser diagnosticado con el síndrome de rumiación, el niño debe mostrar regurgitaciones, re-masticaciones o escupir comida repetidamente: 1) que empiecen poco después de una comida, 2) que no ocurran durante o después del sueño, 3) que no sean precedidas por arcadas, y 4) que no tengan explicación médica, incluyendo el trastorno alimentario.

¿Por qué ocurre el síndrome de rumiación?

Los síntomas de rumiación pueden comenzar después de una infección, un acontecimiento estresante o una enfermedad gastrointestinal. Sin embargo, varios casos suceden sin un desencadenante evidente. El síndrome de rumiación también puede presentarse en los pacientes con otras afecciones gastrointestinales.

Se cree que la rumia es causada por la presión ejercida sobre el estómago, por la contracción involuntaria de los músculos abdominales. Esto significa que el niño no está apretando los músculos de manera consciente. Además, la disminución de la fuerza del músculo que separa el esófago y el estómago (llamado esfínter esofágico inferior) puede permitir que el contenido del estómago se regrese a la boca.

Se cree que, en la mayoría de los niños, la regurgitación empieza como una manera de liberarse el cuerpo de la presión incómoda abdominal. Eso se asocia con un resultado positivo, como un sabor agradable de la comida y/o menos molestias abdominales. Esto refuerza el comportamiento. Si se repite, con el tiempo este ciclo puede convertirse en un “hábito” que continuará incluso después de que desaparezca el desencadenante original.

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¿Cómo se trata el síndrome de rumiación?

El tratamiento del síndrome de rumiación se realiza con una atención coordinada entre un psicólogo y un gastroenterólogo pediatra. Las mejores estrategias pueden depender de la edad del niño, de cómo se alimenta (por ejemplo, si come por la boca o usa una sonda de alimentación), la etapa de su desarrollo y si el niño tiene otros síntomas gastrointestinales que pueden desencadenar la rumiación. Ayuda a romper el “hábito” de la rumiación, cuando se puede tratar el desencadenante principal.

Para los niños con un desarrollo normal y una edad mínima escolar, el tratamiento regular para la rumiación es la respiración diafragmática. Esta estrategia le enseña al niño a respirar desde el abdomen y el diafragma en lugar del pecho. Este tratamiento puede ayudar a superar la contracción automática y a mejorar la fuerza de los músculos involucrados. Un psicólogo o terapeuta puede ayudar al niño a aprender y practicar esta técnica de respiración.

Algunos niños pueden beneficiarse de otros métodos de tratamiento. El tratamiento para revertir el hábito incluye tres componentes principales: 1) aumentar la conciencia del impulso de rumiar, 2) utilizar una conducta competitiva para prevenir o detener la rumiación, y 3) entrenamiento de relajación. Algunos comportamientos competitivos podrían ser masticar chicle o chupar caramelos duros después de las comidas. Estas conductas competitivas involucran la deglución repetida, lo que puede interferir con el flujo del contenido del estómago hacia el esófago. Ambas estrategias pueden ayudar a reeducar al estómago, para que se acostumbre a sentir la presión normal hasta que los alimentos empiecen a digerirse (normalmente entre 30–60 minutos después de las comidas).

Otras claves para un tratamiento eficaz incluyen: detener la regurgitación constantemente usando la respiración profunda u otra respuesta competitiva, evitar los alimentos desencadenantes, mantener una buena postura al comer, y volver a tragar el contenido regurgitado cuando ocurra una irrupción. Los medicamentos pueden considerarse si son manejados bajo la dirección de los médicos de su hijo y pueden implicar proteger el esófago, disminuir la sensación de presión en el abdomen, y/o abordar cualquier desencadenante principal.

A los pacientes con problemas del desarrollo o a los niños muy pequeños, puede ser difícil enseñarles la respiración diafragmática para controlar la rumiación. Además, es posible que sean menos conscientes del impulso de rumiar. Tal vez sea necesario cambiar los comportamientos para reducir la rumiación, dependiendo del nivel de desarrollo de su hijo, su capacidad para masticar chicle o chupar caramelos de forma segura, y sus otras afecciones médicas. Otras estrategias posibles incluyen cepillarle los dientes después de una comida o darle al niño un alimento/líquido ácido o picante después de la rumiación. Sin embargo, estas estrategias sólo deben probarse después de hablar con los médicos de su hijo.

¿Puede reaparecer el síndrome de rumiación?

Pueden ocurrir recaídas o brotes y puede ser necesario repetir el tratamiento. Al igual que con todas las enfermedades, el estrés, la falta de sueño, las enfermedades u otros desencadenantes fisiológicos pueden contribuir a la recurrencia del trastorno de rumiación. Sin embargo, una vez aprendidas las habilidades para controlar la rumiación, se pueden volver a utilizar si reaparecen los síntomas.

¿Cuáles son algunas fuentes de información recomendadas para aprender más sobre el síndrome de rumiación o sobre su manejo?

Josefsson A, Hreinsson JP, Simren M, et al. Global Prevalence and Impact of Rumination Syndrome. Gastroenterology. Mar 2022;162(3):731-742 e9. doi:10.1053/j.gastro.2021.11.008

Martinez M, Rathod S, Friesen HJ, Rosen JM, Friesen CA, Schurman JV. Rumination Syndrome in Children and Adolescents: A Mini Review. Front Pediatr. 2021;9:709326. doi:10.3389/fped.2021.709326

La Fundación Roma. Criterios de Roma IV. 2016. https://theromefoundation.org/rome-iv/rome-iv-criteria/

Autores: Jennifer Schurman, PhD, ABPP, BCB; Price Edwards, MD; Christina Low Kapalu, PhD
Editora: Amanda Deacy, PhD
Octubre 2023

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North American Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition
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